martes, 20 de noviembre de 2007

Noticias de Senegal

Ayer recibí noticias de "Senegal", -quiero decir de vosotros- a mi correo particular. ¡Qué ilusión¡ Una de las cartas me retorció jodidamente, no tanto por lo qué decía, ni siquiera por cómo lo decía, simplemente porque con las letras iban pegaditas las emociones, transmitía poderosamente todo el sentimiento humano pero no me preguntéis cómo, yo no tengo ni puta idea como funciona esto, ni siquiera como se hace. La leo, la vuelvo a releer y opino que sintácticamente y gramaticalmente tiene muchos fallos (perdóname) pero hostias, no veáis como me ha llegado. Y no soy de las que se permiten muchas nostalgias, al contrario huyo de ellas sólo que las veo asomarse, sólo me recreo en lo bueno, en lo que me hace sentir bien y esbozar esa media luna humana. Si recuerdo lo malo es como ejercicio para aprender, como enseñanza, como recordatorio para algo positivo. Pero la nostalgia, ¡ay amigos¡ la rechazo, no la soporto y la temo porque sé que me va a romper a cachitos como si fuera un cristal que recibe un impacto y lo único que te queda es mirarlo con la respiración suspendida esperando que sólo sea eso, un golpecito. Pero no, desde ese punto a la vez que se van abriendo nuevos caminos en el cristal, así van
extendiéndose cicatrices escondidas ahora heridas abiertas, viejos caminos desde tu mismo centro. La salida, la salida…es aquella que por suerte nos han puesto a todos los humanos, las compuertas de los ojos -y me supongo que la han puesto tan arriba porque si estuvieran en los pies siempre iríamos perdiendo líquido, al fin y al cabo no son desagües son aliviaderos. No dejamos de ser la mayor parte agua, entre un 65 -75% , una gran lagrima revestida de piel, algunos adminículos más y un poco de hueso para sustentarla. Rotos y acuosos, vaya ruina, sí porque de repente ¡zas¡ distorsionado por la acuosidad y en cámara lenta, cae a tus pies ese cristal. Hala, hala a recoger cachitos otra vez y tratar de recomponer lo que somos, lo que fuimos, lo que seremos, quizá ya no cuadre muy bien pero da igual, a Picasso tampoco y era un genio. Que gracioso, tenemos compuertas como una presa, pero pocas veces evitan la rotura. Ya te digo, seguro que los primeros constructores imitaron sin saberlo la naturaleza humana pero parece que funciona mejor, menos mal con la falta de agua que hay. Y hablando de agua, si se pierde un 2% de esta, la cosa empieza a ser
preocupante para la propia integridad, así que cuidado en “deshacerse en lágrimas”. Con la escasez que hay, creo que lo mejor es que si nos da por llorar mucho, las recojamos en una tacita, hagamos una infusión con ellas y volvamos bebérnoslas. Si son saladas, pues con una cucharadita de azúcar. O nos zambullamos en el mar y lloremos dentro. Anda la osa, quizá el mar sea sólo, el conjunto de todas las lágrimas de toda la humanidad pasada y presente, uff¡ pues debe estar perdidamente mal porque está subiendo el nivel de forma alarmante. Quizá las nubes sean…lo dejo chicas porque debe ser que tanto hablar de agua mi nivel higrométrico me ha dejado por “las nubes”.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Una vez fuimos los primeros


Mira, pequeña arpía, he estado escribiendo y escribiendo y escribiendo, intentando buscar una respuesta a cada una de tus preguntas pero ahora mismo creo que no me sirve nada de eso y a ti tampoco. Así que prefiero resumirlo en algo que no parece que tenga mucho que ver, -no sé si será por la hora y las circunstancias-, y no me digas que no está a la altura de esa cuestiones que planteas porque ya lo sé. Hace un tiempo vi un anuncio que utilizaba la idea de que una vez sí tuvimos que ser los elegidos, una vez fuimos los primeros y eso fue precisamente en el momento de concebirnos. Yo me dije: "Coño, tiene razón, nunca lo había pensado así" y empecé a elucubrar sobre esas posibilidades, y como no tenía datos me informé. Pues verás, una mujer tiene ¡¡¡DOS MILLONES DE ÓVULOS AL NACER" y un hombre "80 MILLONES DE ESPERMATOZOIDES POR MILÍLITRO" (me refiero a los hombres de antes) y se supone que nuestros padres habrán tenido más de una ocasión (juntos o por separado, solos o acompañados) de alumbrar al mundo de forma improductiva su carga genética, pero si sólo nos ceñimos a la que verdaderamente nos incumbe, resulta increíble, siento vértigo cósmico y floto exponencialmente en el universo de las probabilidades matemáticas, me siento parte misma del universo, del cosmos con sus inagotables e incontables cuestiones estelares. ¿No te das cuenta? Somos los elegidos, los primeros, los victoriosos. ¿Ahora que les dices tú, peazo egoísta, a todos esos millones de espermatozoides y de óvulos perdedores? También lucharon, se arriesgaron, esperaron la ocasión y también sufrieron el desprecio y tú les ganaste la partida a todos ellos, la más importante de las que tendrás que lidiar. No pretenderás ser ahora la "prime" siempre en todo. Porque yo también quiero, así que tendremos que ponernos de acuerdo -ya que somos tantos, le hemos cogido el gustillo a la victoria y no nos conformamos con menos. Que ahora le corresponde a otra persona ganar? Seguro que el siguiente deseo, el siguiente reto, te pertenecerá a ti y al siguiente será mi turno. ¿Quedamos así? Ya llegará ya, quiero decir que ya haremos que llegue, que sólo no viene, eso seguro. Ahora toca pertrecharse de mejores materiales más astutos, rápidos y fuertes para la siguiente contienda como espermatozoides y de la cualidad no menos importante de la espera que posee un óvulo.


No soy banal, en serio, es mi forma precisamente de responder a esas preguntas. La mayoría de veces querer es poder, todos conocemos casos increíbles que lo demuestran, y otros que consiguen lo que quieren sin apenas esfuerzo. ¿Y nosotros? A intentarlo con todo nuestro arsenal como esa primera vez y sino pues..., a mi me gusta la fábula de la zorra y las uvas. Me parece tan inteligente, que hostias puestos a elegir, mejor rebajar las virtudes y bondades de nuestro objeto del deseo. Y si no nos sale por naturaleza pues de forma obligada. Esa sería una buena fórmula para que la frustración no acabara con nuestras otras capacidades y posibilidades en ciernes. ¿Qué tal intentar hacer el mejor chiste de la situación? Te reto a ver si eres capaz de escribir en clave de humor la cuestión. Hey, que yo lo he hecho y se me saltaban las lágrimas por poderlo ver de esa forma, al menos a mí me funciona. Tengo otras ideas a añadir pero es tarde ya, y hoy de manera ostensible -desde Senegal que no duermo bien-me ha sido imposible caer en brazos de Morfeo.

Concha

P.d. La foto no es de Senegal, es de dónde voy a correr, lo curioso es que siempre llego la primera, y siempre tengo premio, no hay cintas, ni aplausos, ni trofeos pero a la llegada me espera este fabuloso... árbol. Yo no soy de esas personas increíblemente positivas a las que les pase lo que les pase siempre parecen verle la parte buena del asunto y en vez de desanimarse creen que es una oportunidad hacia otro camino, yo los emulo y de esta manera (trabajosa y trabajada) se me pega algo y constato que funciona.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Sin conexión alguna

Como carezco de respuestas, me lanzo a preguntas:
  • ¿qué se puede hacer cuando la lucha no es suficiente?
  • ¿qué se hace para tragarse la bilis de la derrota?
  • ¿cómo recomponerse cuando la batalla se ha llevado lo mejor de nosotros y lo único que nos queda es la impotencia de las manos vacías?
  • ¿cómo se acepta que lo deseado no depende de nosotros?
será el diablo que me habita, pero todavía me escuecen las limitaciones: ¿qué hay que hacer para aceptar que, aún haciendo todo lo que podamos, la pelea no implica victoria? ¿qué ha sido del quien quiere, puede?

... se puede cambiar de ideas, pero todavía no domino cómo se cambian las emociones


Convoco a los sabi@s, sin enlace con Senegal (o quizás sí, quizás como consecuencia inevitable de la desadaptación postvacacional)

sábado, 10 de noviembre de 2007

Algo parecido a la felicidad

¿Os pensabais que os habías librado de mí, eh? Uff, que difícil , curiosamente creo que habéis estado más presentes que cuando escribía compulsivamente tiempo atrás. Acabo de oír una frase en una película que me ha hecho pensar en eso: “Lo único que queda es la impresión que dejamos en los demás”. Es verdad, cuando acaba la vivencia y empieza el proceso de convertirse en recuerdo, se transforma en una especie de residuo extraño en el cerebro de difícil manipulación personal. No tengo ni idea cuál es mi residuo en vosotros pero si sé cuál es el vuestro y el de Senegal en mí, y el lugar que ocupa en mi persona. Estoy tan contenta de haber decidido ir, tan feliz de haber ido, es lo mejor que me permití que sucediera en los dos últimos años. No tengo palabras para explicarlo, o mejor dicho tendría que utilizar demasiadas para hacerlo. Algunos conocen algunas particularidades mías, algunos defectillos (lo burra que me ponía con ciertas cosas, vale lo admito), algunas anécdotas y lo más importante algunas formas de funcionar. En definitiva eso tan complejo que nos identifica.

En la peliculilla romántica "Elisabethtown" que estoy viendo mientras os escribo, uno de los personajes comenta, (refiriéndose a los malos momentos o situaciones difíciles): “Haz que se pregunten porque sigues sonriendo, esa es la gran grandeza”. Y eso es lo que ocurría en Senegal, lo más sorprendente y que yo no podía dejar de admirar era esa grandeza y por eso en mí ha dejado esa huella. Sí, porque hay situaciones, difíciles, hay vivencias insoportables, que pueden dejar un rastro amargo, triste, insoportable, desagradable, de fracaso personal, al igual que deja a su paso el caracol su baba un tanto repugnante y que al secarse se convierte en una marca brillante, que refulge en tonos irisados. Me gustaría saber cuál es el proceso de convertir la tristeza en algo parecido a la felicidad, ese sí sería un logro, un triunfo personal. Yo sólo sé acercarme a ello escribiendo y también conociendo a personas que tienen esa cualidad, y eso me ha calado hondo. Bien, permitámosnos 5 minutillos para regodearnos en nuestra propia desgracia, disfrutarla, aceptarla y convertirla en baba, lo más pronto posible. Alargar nuestra propia tristeza es lo fácil, es rendirse y a la vez es alargar la tristeza de los demás, no estamos solos. Hay cientos de cosas maravillosas e interesantes que nos están esperando, cientos de miles de personas increíbles por conocer y aprender de ellas y que seguramente les gustará más nuestra sonrisa que nuestra mueca triste. Joder cómo aligera una sonrisa, cómo hace volar una carcajada. Y yo soy consciente cada vez más de los millones de personas que no les espera absolutamente nada. Así que, espabilemos, vamos, vamos, vamos, no nos quedemos en casa, que el mundo nos está aguardando, vamos, vamos, correr en la noche con los brazos extendidos como locos abrazando estrellas, bajar colina abajo sin freno hasta que nos quemen los pulmones, esperar humildemente que la lluvia nos moje y nos empape como el mejor perfume que podamos comprar ¿a que sí Javi?, recorrer la orilla de una islita sorteando cientos de cangrejos y cuando la soledad sea nuestra compañía, sumergios en la tibia agua, sin ropa ni tapujos. Qué importa que nos sintamos momentáneamente poco agraciados, rechazados, desafortunados o viejos, el placer de vivir es nuestro, el placer de estar aquí, en estos momentos, es nuestro, depende de nosotros, no totalmente de los demás. Somos "los afortunados" "los elegidos", los que hemos robado lo que nos sobra a otros, vivimos en el primer mundo, esa es la realidad y casi todo lo que nos pase es relativamente minucia al compararlo. Casi, casi estamos obligados a ser felices. Arriesguémonos coño, arriesguémonos a estar vivos, a hacer lo que parece improbable, lo difícil, a fracasar, a hacer el ridículo, a que nos duela la vida como sólo sabe hacerlo ella pero lleguemos vivos a la muerte. Ahora la muerte es mi aliciente, me motiva más que la vida porque me dice que sólo tengo una oportunidad. Cojo un cazamariposas y decidida me encamino hasta el horizonte en un atardecer como los de Gumiel (lo siento chicas y chicos, os dije que los cielos de Gumiel eran, únicos, siderales) y empiezo a atrapar sueños, plis, plas, a diestro y siniestro.

Este ratito escribiéndoos me he sentido viva y estúpidamente feliz, o
al menos he sentido algo parecido a la felicidad, como una felicidad para pobres, pero felicidad al fin y al cabo. Y el dolorcillo de mi pierna rota me ha recordado que… estoy viva. Estoy viva. Estoy. Viva.
Os envío el diseño que he hecho para una portada de la
revista de informática Novática. La he retitulado: El espejo de Alicia -ya sabéis la del "País de las maravillas" y "A través del espejo".
Y además y como os prometí una serie de fotografías que os advertí iba a poner, para
regodeo de ojos, -de los cuerpos y almas serranos- de mis chicas y chicos preferidos, que sois todos.

¿Dónde vamos el año que viene?